Poemario que se caracteriza por ser una introspección del sexo y el deseo al desnudo estando distintas facetas del ser, si se podría llamar así, en una nebulosa como conductor eléctrico que va y viene desde la lejanía espiritual y real. Esperando la reunificación amor a veces un tanto imposible o platónico que se presenta cada vez en una vida.
Vanessa Giacoman desde Cochabamba (CBBA) nos ha entregado a puño apretado y deliberado una pluma tan delicada y sincera que llega a dar anhelo, confusión y mera curiosidad por saber a quién va dirigido los dardos del amor. Con 98 páginas (48 poemas) que nos lleva a recorrer una senda con luz y oscuridad, cada letra que cuelga de las ramas de sauce (fibrosas y espinosas) nos habla de encontrar la mitad pérdida en medio de un mundo en deceso, de un cadáver en plena resurrección o más bien en polvo del que te convertirás pronto. El encuentro con ese ser entre la bruma y el humo saturado en los días de invierno de un año que se lo lleva Dios.
En el poema “Noche de Invierno” se puede apreciar el vaivén de las tribulaciones entre el amor erótico y sediento y las barreras u obstáculos que surgen de las sociedades o de los observadores del nunca jamás.